Con solo 11 años y apenas cinco meses de recorrido, los chicos de LaBandina ya lograron algo enorme: Subirse a un escenario, perder el miedo y emocionar a quienes los escuchan. En diálogo con IRÉ, entre nervios, risas y mucho compañerismo, contaron cómo esta banda nacida en la escuela se convirtió en un fenómeno que contagia alegría y mantiene vivo el espíritu del rock en Oliveros.

La banda está integrada por Bruno Echevarría en batería, Juan Ignacio Campitelli en bajo, Thiago Rodríguez en voz y armónica, Lorenzo Mena como voz principal, Juan Cruz Mollar en piano y Simón Wasinger en guitarra. Seis chicos, seis instrumentos y un mismo sueño compartido.

Cuando la música nace jugando

La historia de LaBandina comenzó como empiezan las cosas más lindas: jugando en la escuela. Descubrieron que cada uno tenía un instrumento, una voz o simplemente ganas de animarse. Así, casi sin darse cuenta, formaron una banda. Hasta el nombre surgió de esa creatividad infantil que mezcla humor y ocurrencias: Un nombre simple, gracioso y con identidad propia.

Desde el primer ensayo, el rock fue el idioma común. En sus casas suenan clásicos, guitarras fuertes y canciones que pasan de generación en generación. Por eso no sorprendió que el primer tema que tocaran fuera “Flaca”, una canción que los unió y marcó el inicio del camino.

Ensayar, aprender y sentirse acompañados

Los ensayos son parte fundamental del crecimiento. Una vez por semana, generalmente los viernes, se juntan en una casa que se transformó en sala de ensayo improvisada. Entre risas y concentración, cada uno cumple su rol y aprende a escuchar al otro. Algunos practican incluso varias horas por día, con una dedicación que sorprende para su edad.

Detrás de cada instrumento hay familias que acompañan, apoyan y alientan. Mamás, papás, abuelos y profesores están siempre presentes, sosteniendo el proyecto y celebrando cada pequeño logro.

El escenario, los nervios y la emoción

El primer show fue en un acto escolar por el Día del Maestro. Dos canciones, muchas miradas encima y un corazón que latía fuerte. Hoy, con más experiencia, LaBandina ya tiene nueve temas en repertorio y una seguridad que se nota apenas pisan el escenario.

Cada presentación es especial. Cuando el público canta, aplaude y levanta el celular, los chicos lo sienten. Esa energía los impulsa, los emociona y los anima a dar un poco más en cada canción.

Clásicos que los inspiran

Su repertorio recorre grandes nombres del rock como Airbag, Los Piojos, Soda Stereo, Vilma Palma, Enanitos Verdes y Pappo. Incluso recibieron un saludo de Vilma Palma, un gesto que los llenó de orgullo y emoción.

Durante la entrevista se animaron a cantar en vivo “De música ligera”, mostrando no solo talento, sino también compañerismo y disfrute, dos cosas que se sienten en cada nota.

Canciones propias y sueños sin límites

Aunque todavía están dando sus primeros pasos, LaBandina ya empezó a crear canciones propias. Una de ellas habla justamente de ellos: chicos con sueños, guitarras en la mano y ganas de llegar lejos. El proyecto avanza despacio, con paciencia y aprendizaje, pero con mucha ilusión.

En diálogo con IRÉ, cuando se les preguntó hasta dónde quieren llegar, la respuesta fue tan sincera como emocionante: “Escenarios grandes, estadios llenos y seguir tocando juntos”. A los 11 años, soñar no cuesta nada… y ellos ya empezaron a hacerlo realidad.

Una historia que recién comienza

Con inocencia, pasión y mucho rock, LaBandina demuestra que la música sigue siendo un lugar de encuentro, aprendizaje y alegría. Oliveros los acompaña, los aplaude y los mira crecer, sabiendo que este es solo el comienzo de una historia hermosa.