La mañana del lunes dejó una postal distinta en Maciel. El helicóptero sanitario descendió frente al SAMCo como parte de un simulacro cuidadosamente planificado y cargado de emoción. No fue un ejercicio más: La activación tuvo nombres propios, Ámbar y María Emilia, dos niñas electrodependientes de la localidad para quienes el tiempo, ante una urgencia, puede ser decisivo.

El operativo ensayó una posible aeroevacuación ante un evento crítico, con el objetivo de acortar distancias y garantizar una respuesta rápida hacia centros de mayor complejidad. El sistema de aeromedicina UTV fue el eje de la intervención, aportando una herramienta clave cuando las rutas se saturan o los traslados terrestres no alcanzan.

Para las familias, la jornada fue atravesada por una mezcla de alivio y emoción. Nancy, mamá de María Emilia, no ocultó lo que significó ver el operativo en marcha. “Esperé años que llegue este día. Ojalá nunca mi pequeña lo necesite, pero saber que se llega rápido me da tranquilidad”, expresó. “En época de cosecha es muy difícil llegar, a veces no hay ambulancias, y muchas situaciones las resolvimos solos, saliendo en la camioneta y estabilizando en el camino”, recordó.

“Esperé años que llegue este día. Ojalá nunca mi pequeña lo necesite, pero saber que se llega rápido me da tranquilidad”

Fernando Scabuso, jefe de operaciones y piloto de UTV, explicó que la misión fue pensada para proteger a pacientes electrodependientes más allá de la cobertura formal de cada localidad. “Hoy estamos acá por una misión muy particular, que es darle cobertura a dos de nuestros pacientes”, señaló. Y remarcó el valor diferencial del sistema: “Tenemos el mismo equipo que una ambulancia de alta complejidad, pero contamos con algo fundamental: la velocidad. Volar a 240 kilómetros por hora en línea recta disminuye los tiempos de respuesta cuando las rutas están colapsadas o simplemente no se puede llegar”.

El simulacro también evidenció que una aeroevacuación no es solo un helicóptero. Bomberos Voluntarios, Policía, Defensa Civil, ambulancias, personal sanitario y autoridades comunales trabajaron de manera coordinada para asegurar el aterrizaje. “Esto es un trabajo en equipo. Yo no puedo operar si no tengo apoyo, seguridad y organización. Cada actor es indispensable”, subrayó Scabuso, destacando la importancia de la planificación conjunta.

La Fundación Emperador fue una pieza central para que este operativo se concrete. Su presidente, Fabián Fiori, destacó que el trabajo se construye “de un corazón a la vez” y que el objetivo es generar redes que abracen a todas las familias en situaciones similares. “Una vida vale todas las vidas”, afirmó. Desde su experiencia personal como padre, remarcó la importancia de que estas herramientas lleguen a localidades sin terapia intensiva ni especialistas: “Acá, en cuestión de minutos, podemos resolver algo que antes era una enorme preocupación”.

Fiori también subrayó el valor del compromiso detrás del operativo. “Mover un helicóptero es muy costoso en la Argentina, y que se haga sin ningún cargo para las familias es algo que hay que valorar”, expresó. En ese sentido, destacó la generosidad de UTV y del Grupo Oroño, y dejó un mensaje de esperanza: “Cerrar el año así nos permite levantar la copa sabiendo que estos chicos están mejor cuidados. Lo que falta se puede lograr, es cuestión de tiempo y de seguir tejiendo lazos”.

“Cerrar el año así nos permite levantar la copa sabiendo que estos chicos están mejor cuidados. Lo que falta se puede lograr, es cuestión de tiempo y de seguir tejiendo lazos”.