El domingo 14, cuando Timbuense levantó por primera vez el trofeo de la Liga Totorense tras vencer a Club Maciel, no solo se cerró una larga espera deportiva. Para Noe Facini, reconocida hincha e integrante de la comisión directiva, ese título significó sanar una herida que atravesó generaciones y marcar para siempre una historia que ya llevaba escrita en el cuerpo.

“No estoy dentro del club hace un tiempo: Estoy hace 39 años. Nací en el club, es mi casa”, dice Noe, con la convicción de quien no separa la vida personal de la institución. Su vínculo con Timbuense es familiar, profundo y heredado, su abuelo fue campeón en 1934, su padre y su hermano presidieron el club.

Creció entre reuniones de comisión, fiestas, tardes interminables de fútbol y discusiones propias de cualquier institución viva. Para Noe, el club fue siempre parte de lo cotidiano: Explica que en su casa Timbuense fue, y sigue siendo, el tema central de cada charla familiar.

El título que cerró una herida abierta

El campeonato conseguido en la Totorense no fue uno más. Ella sostiene que este logro coronó años de trabajo silencioso y compromiso colectivo, mucho más allá de lo que se ve cada domingo. En ese sentido, remarca que detrás del título hubo horas interminables de gestión, esfuerzo y amor por el club.

Este campeonato cerró una herida que venía abierta desde hacía 36 años y que no sabíamos cómo curar”, expresa con crudeza. Y agrega: “No es solo el domingo en la cancha. Es toda la semana, todo el año. Muchos dejamos horas de nuestra vida solo por amor, sin recibir nada a cambio”.

La semana previa y una certeza distinta

La final se vivió con una intensidad especial. Acostumbrada a definiciones, Noe cuenta que esta vez todo fue diferente. La ansiedad, el insomnio y los nervios estuvieron presentes, pero algo cambió.

No podía dormir, pero todos los escenarios que se me venían a la cabeza eran buenos. En todos veía a Timbuense campeón”, confiesa. Esa sensación, asegura, no la había tenido nunca antes.

Desde el lado dirigencial, la previa también fue exigente. Relata que hubo que resolver cuestiones organizativas, de seguridad y recursos económicos, en una semana cargada de tensión. Aun así, destaca que el trabajo se hizo de manera ordenada y colectiva, con un objetivo claro.

La estrella como deuda personal

Noe ya tenía tatuado el nombre del club y cinco estrellas correspondientes a los títulos en la Liga Sanlorencina. Ese tatuaje se lo realizó en 2023, cuando Timbuense inició su camino en la Totorense, como una deuda personal que sentía pendiente.

Esta sexta estrella no fue una promesa, fue una deuda conmigo misma”, aclara. Días antes de la final, ya había advertido a su tatuador que, si el sueño se cumplía, necesitaría un turno urgente. Y así fue.

Cuando caí en la cuenta de que la estrella que me estaba tatuando la había vivido desde adentro, fue muy fuerte”, admite. Esta vez, no se trató solo de un logro deportivo: Fue una historia atravesada por compromiso, presencia y pertenencia real.

Ser mujer, estar siempre y ser respetada

Facini también pone en valor su lugar dentro de un ámbito históricamente masculino. Explica que no se perdió entrenamientos ni partidos y que pasó incontables noches acompañando al plantel y a la dirigencia.

No es fácil para una mujer estar tantas horas sola, rodeada de varones, pero siempre fui respetada”, afirma. Destaca especialmente el acompañamiento de los jugadores, el cuerpo técnico y sus compañeros de comisión, quienes la hicieron sentir parte en todo momento.

El club como refugio

El 2025 no fue un año sencillo en lo personal. Noe reconoce que atravesó momentos difíciles y que, una vez más, el club fue un sostén fundamental.

El club me salvó otra vez”, dice sin rodeos. Y cierra con una frase que resume toda una vida de pertenencia: “Si tengo que volver a darle segundos, horas o años de mi vida a Timbuense, no me arrepiento de nada”.

Cuando se le pide definir al club en una sola oración, no duda: “Pasión, orgullo y una herida cerrada”. Una historia que ahora, además de vivirse, quedó grabada para siempre en la piel.