El cardenal amarillo, una de las aves más emblemáticas del país, atraviesa una situación crítica a nivel mundial. Con una población global que no supera los 3.000 individuos, Santa Fe aparece hoy como un territorio clave para su conservación, gracias a una serie de acciones científicas y ambientales impulsadas en los últimos años.

Esta especie habita principalmente en zonas de sabanas con pastos bajos y árboles dispersos del norte santafesino. Allí, el ave enfrenta dos amenazas centrales: El tráfico ilegal (debido a su vistoso plumaje y su canto) y la pérdida de hábitat provocada por desmontes e incendios. Ambas situaciones reducen drásticamente sus posibilidades de alimentarse y reproducirse.

Un censo inédito y datos clave para su cuidado

Con el objetivo de conocer con mayor precisión el estado del cardenal amarillo en la provincia, se llevó adelante el primer censo oficial de la especie. El relevamiento incluyó recorridas por áreas con condiciones favorables para su presencia, utilizando una metodología cuidadosa que evita el estrés de los ejemplares.

Además del conteo, el trabajo permitió identificar ambientes prioritarios para su conservación y avanzar en una línea innovadora: La elaboración del perfil genético del cardenal amarillo santafesino, una herramienta fundamental para el manejo futuro de la especie.

Perfil genético: Una nueva herramienta contra el tráfico ilegal

Durante el relevamiento se tomaron muestras de plumas y sangre de algunos ejemplares, bajo protocolos específicos. Ese material permitirá identificar la variante genética presente en Santa Fe, una de las tres que existen en Argentina.

Este avance resulta clave para los casos de aves decomisadas por tenencia o comercio ilegal. A partir del análisis genético, será posible determinar el origen de cada ejemplar y liberarlo en el ambiente adecuado, sin alterar otras poblaciones.

Monumento Natural y protección total

Desde 2022, el cardenal amarillo es Monumento Natural en Santa Fe. Esto implica la prohibición absoluta de su caza, captura, comercialización o tenencia, y obliga a la implementación de un plan de manejo que abarque tanto la protección del ave como la recuperación de su hábitat.

Las únicas intervenciones permitidas son aquellas vinculadas a investigaciones científicas, siempre con autorización oficial y supervisión ambiental.

Concientización y trabajo con la comunidad

Las tareas de conservación no se limitan al ámbito científico. También se trabaja con escuelas rurales y productores agropecuarios para fomentar el cuidado de los ambientes donde aún subsiste la especie. En muchos casos, los propios vecinos colaboraron señalando lugares donde recuerdan haber visto cardenales amarillos.

Especialistas destacan que la pérdida de esta ave no solo afectaría al ecosistema, sino también al patrimonio cultural de las comunidades rurales que la reconocen como parte de su identidad.

Una recuperación posible

A pesar del escenario delicado, los especialistas coinciden en que la recuperación del cardenal amarillo es viable. Reducir la presión del tráfico ilegal, frenar la destrucción de su hábitat y sostener políticas de conservación a largo plazo son las claves.

La supervivencia de esta especie depende, exclusivamente, de las decisiones humanas. Darle una oportunidad significa proteger los ambientes naturales y asumir la responsabilidad de conservar uno de los tesoros más frágiles de la biodiversidad argentina.