Rey Negro, el caballo que nació como un hobby entre amigos y se transformó en un símbolo de orgullo para Oliveros, volvió a hacer historia. Ayer, en el Hipódromo Status de Victoria, Entre Ríos, se quedó con el clásico “Stud Don Tancho”, sumando un triunfo inolvidable para su equipo y para todo el pueblo que sigue su campaña con emoción.

El festejo fue multitudinario. La “barra de Rey Negro”, como se los conoce en los hipódromos, copó la pista y celebró a puro abrazo y gritos, coronando una jornada que quedará grabada para siempre. El ejemplar fue montado por Ema Rodríguez y está bajo el cuidado del equipo de Cesarini, quienes lograron otro capítulo brillante en esta historia construida completamente a pulmón.

Una historia que nació del corazón

El propietario contó que el nombre sale por su amigo Seba “Burrita” Stier, un vecino querido de Oliveros que falleció de cáncer. Para parte del grupo, como Ezequiel “Echi” Bustos, la conexión es especial: Él fue quien organizó el torneo de bochas en homenaje a Seba, y hoy siente que Rey Negro también corre por él.

El caballo llegó sin grandes expectativas, “humilde”, como describe el grupo, pero enseguida se convirtió en parte de la familia. “Me gustó, quise tener un caballo… y hoy nos dio triunfos y respeto”, cuentan, todavía sorprendidos por la magnitud del camino recorrido.

Un equipo 100% del pueblo

Rey Negro cumple un año y medio con ellos: Lo adquirieron el 8 de julio de 2024. Su círculo de trabajo está formado íntegramente por vecinos de Oliveros:

  • Elian y Darío Cesarini, cuidadores.

  • Lautaro Castelarín, peón.

  • Laureano Sevilla, vareador.

  • Y el grupo que banca desde el primer día: Rodrigo Astudillo, Ezequiel Bustos, Fernando Stier, Valentino Zapitelli, Nicolás Bayoqui y Adri Cueva.

El caballo entrena “como una persona”: Vareo diario, días de trabajo de fuerza y una dedicación que se nota en pista. Debutó en Estación Díaz, ganó dos veces en Antelo, volvió a imponerse en Díaz y llegó a los clásicos más importantes gracias a su progresión constante.

Una victoria que emociona

“Entre nosotros no sabemos cómo pasó todo esto… y hasta nos asusta un poco”, confiesan. “De tener un caballo por hobby a ganar clásicos importantes en Entre Ríos… es una locura linda”.

Ayer no fue una carrera más: Fue la confirmación de que Rey Negro es mucho más que un caballo rápido. Es un proyecto de amigos, un homenaje, un sueño compartido y un emblema que lleva el nombre de Oliveros a cada pista donde corre.

Rey Negro volvió a ganar. Y su pueblo volvió a sentirse gigante.