Desde Maciel, se gestó un homenaje especial al Papa Francisco que comenzó a emocionar a la región. Se trata de “Francisco: La mano de Dios”, un poema de Javier Girardi, escritor, gestor cultural y referente del Cine Teatro Iris, que sumó a otros referentes de la región en la cruzada como Daniel Barbieris en la interpretación, Victor Chenna en la música, a la que le sumaron arreglos Edgardo Ferruchi y Hugo Garcia. Y la edición como siempre de la mano de Estudios Albert.
En diálogo con IRÉ, Girardi explicó: “Simplemente expresé lo que sentía, o mejor dicho, lo que su manera de estar en la vida me hacía sentir. Era una persona que lograba emocionarme, fundamentalmente con sus actos”.
“Simplemente expresé lo que sentía, o mejor dicho, lo que su manera de estar en la vida me hacía sentir. Era una persona que lograba emocionarme, fundamentalmente con sus actos”
El poema, profundamente espiritual y humano, rememora los gestos más emblemáticos del papa argentino: “Lavar los pies de los presos y presas, declararse incapaz de juzgar a otros por sus elecciones, instar a los jóvenes a soñar en grande y hacer lío, incluso besar los pies de algún presidente suplicando por la paz”, enumera Girardi con emoción. “Lo que más me conmovía era haberlo percibido como un fiel discípulo de Jesús en la tierra. Creo que Jesús hubiese hecho lo que él trató de hacer”.
Girardi también valoró la claridad con la que Francisco se posicionó frente al capitalismo extremo y toda forma de fanatismo. “Sabiendo que quizás ha de ser por siempre el argentino más reconocido de la historia, me pareció lo más simple, honesto y meritorio escribirle al menos unos pocos versos”, expresó.
La producción final no solo destaca por su texto poético, sino también por la calidad de quienes le dieron forma sonora y visual: la interpretación estuvo a cargo de Daniel Barbieris, la música fue compuesta por Víctor Chenna, con arreglos de Edgardo Ferruchi y Hugo García, y la edición fue realizada en Estudios Albert.
El resultado es una pieza que trasciende lo individual y se transforma en testimonio colectivo, una obra donde la poesía, la fe y la identidad cultural de la región se entrelazan para rendir tributo a un hombre cuya huella en el mundo fue profunda y luminosa.
Con versos que resuenan como plegarias y agradecimientos: “Gracias, porque gracias a ti sabemos que Dios existe…”, el homenaje cobra vida más allá de las palabras. Es arte hecho emoción. Región hecha voz. Y memoria que no olvida.
“Gracias, porque gracias a ti sabemos que Dios existe…”