Noviembre comenzó con ajustes que afectan a gran parte del gasto mensual de los argentinos. Las tarifas de gas y luz subirán un promedio del 3,8 %, según resoluciones del Ente Nacional Regulador del Gas (Enargas) y del Ministerio de Energía. Esta actualización forma parte de un plan quinquenal que busca mantener un equilibrio entre inversiones del sector y el precio final para los usuarios.
En el caso de los combustibles, el gobierno nacional aplicará un aumento parcial de los impuestos sobre nafta y gasoil. Para la nafta, el incremento será de $15,557 por litro en el gravamen general y $0,953 en el tributo al CO₂. El gasoil subirá $12,639 por litro, con ajustes adicionales en algunas regiones, generando un impacto directo en los precios al público y en el transporte.
Los alquileres también se verán afectados. Los contratos bajo el antiguo régimen del Índice de Contrato de Locación (ICL) experimentarán un aumento anualizado del 42,2 %. Por ejemplo, un alquiler de $600.000 pasará a $853.200. Los contratos ajustados trimestral o cuatrimestralmente por IPC tendrán subas menores, pero igualmente significativas, de entre 6 % y 8,5 %.
Los planes de salud privada registrarán incrementos de entre 2,1 % y 2,8 %, dependiendo del operador, plan y región. Una cuota individual de $180.000 podría pasar a entre $183.780 y $185.040. Estos aumentos se suman a los ajustes en servicios y alquileres, afectando directamente al bolsillo de los argentinos.
El impacto de estos incrementos se suma a los cambios de precios relativos en la economía. Según el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), rubros como vivienda, electricidad y combustibles crecieron por encima de la inflación desde noviembre de 2023, mientras que otros, como ropa y calzado, registraron caídas. Esto refleja la desigualdad en el comportamiento de los distintos componentes de la canasta familiar y explica por qué el consumo todavía no repunta.

