Barbara Tabarez es una vecina de Timbúes que desde su más tierna edad es fanática de Palito Ortega. Junto a su hija estaban ahorrando dinero para viajar a Buenos Aires e ir a su despedida en el Luna Park, pero las cosas se complicaron. Ahora pide ayuda de toda la región para que su historia se haga viral, llegar al artista y conseguir al menos un saludo. “Fue un gran pilar en mi vida”, confió en IRE.

Mamá de tres adolescentes y un niño pequeño, la mujer de 36 años contó a IRE que Palito fue no solo parte de su infancia, sino también de su crecimiento “aún en las tormentas, es un ser que me llenó de esperanzas, fe y amor por la vida”, expresó.

Junto a una de sus hijas se encontraban, con mucho sacrificio, juntando dinero para viajar a Buenos Aires y ser parte de la despedida del artista en el Luna Park, pero todo se complicó cuando por cuestiones de salud ya no pudo trabajar y seguir ahorrando.

Ahora las prioridades son otras, pero el sueño no se desvanece. Es por ello que Barbará ahora pide ayuda de toda la región para llegar al artista, que conozca su historia y obtener al menos un saludo de ese ser especial que la acompañó a lo largo de su vida.

“Que sepa que en un rincón del país, alguien sobrevivió gracias a qué Dios lo puso delante de mí tele blanco y negro a mis seis años y desde entonces ha sido un gran pilar, porque me enseñó con sus vivencias que todos podemos lograr nuestros sueños”, comentó.

Y si tan solo el saludo de su artista favorito puede movilizar tanto a esta vecina, por qué no ayudar a que sus humildes palabras lleguen a Palito. Con una pequeña acción de cada uno, la historia se puede viralizar y cumplir el sueño de Barbara.

El 14 de octubre de 2011 tuvo la oportunidad de verlo por primera y única vez, a sus 24 años. “Es algo inexplicable de contar con palabras”, dijo y contó una divertida anécdota de cómo todos le preguntaban su edad, ya que la veían muy joven y todos en el show superaban los 50 años. “Fue maravilloso poder contar el porqué”.

Lamentablemente no se presentó ninguna otra oportunidad para que la mujer pueda ir a un show suyo, pero se prometió a ella misma que lo vería en su despedida de los escenarios. En el mes de mayo Palito estuvo en Rosario, pero a la vecina se le hizo imposible ir.

Por eso anhelaba mucho ir al Luna Park y junto con su hija estaban haciendo todos los esfuerzos para perseguir ese sueño. “Mis hijos y mí marido me alentaron, entonces comenzamos a crear un microemprendimiento más algunas changas como empleada doméstica, podríamos”, contó.

La idea era viajar en tren para abaratar los costos y esperar hasta el día siguiente para volver. “Me aferré al sueño de poder al menos escucharlo desde afuera y vivirlo junto a mi hija, era un anhelo enorme” expresó. 

Sin embargo su salud se interpuso en el camino y ahora solo queda luchar por conseguir al menos un saludo: “Me conformo con que mi historia llegue a oídos de quien con la ayuda de Dios, hizo de mí vida una batalla con optimismo y esperanza”, finalizó.