La Navidad en Argentina se vive alrededor de la mesa, como un ritual familiar que se extiende hasta la madrugada. En pleno verano, la Nochebuena reúne platos pensados para prepararse con anticipación, servirse fríos o a temperatura ambiente y compartirse en grandes fuentes. Más que un menú rígido, se trata de una tradición construida a partir de la memoria, los afectos y las costumbres que pasan de generación en generación.

Entre las entradas infaltables aparece el vitel toné, un clásico de origen italiano que se convirtió en emblema de estas fechas. El peceto hervido y cortado en rodajas finas, cubierto con una salsa cremosa de atún, mayonesa y alcaparras, suele ocupar un lugar central en la mesa. A su lado, la ensalada rusa —con papa, zanahoria, arvejas y mayonesa— completa un inicio simple, fresco y profundamente familiar.

Las carnes también tienen un rol protagónico en la Navidad argentina. El asado, símbolo indiscutido de la gastronomía nacional, suele adaptarse a la ocasión y muchas veces se sirve frío o recalentado, especialmente cuando se cocina el día anterior. El peceto al horno, marinado con vino blanco, ajo, cebolla y hierbas, y el pollo relleno con jamón, verduras o frutos secos, son opciones pensadas para rendir y compartirse en abundancia.

Entre los platos fríos tradicionales se destacan el matambre arrollado, relleno con zanahoria, huevo duro, morrón y perejil, y la lengua a la vinagreta, una receta clásica de larga elaboración y sabor intenso. También dice presente el pionono, en versiones saladas —con atún, mayonesa, jamón o queso— y dulces, que suele servirse como un postre liviano antes del brindis.

El cierre de la noche llega con el pan dulce, heredero directo del panettone italiano y gran símbolo de la Navidad argentina. Con frutas abrillantadas, frutos secos o chocolate, suele acompañarse con budines navideños y bebidas bien frías. Cada uno de estos platos cuenta una historia y, al reunirse en la mesa de Nochebuena, recuerda que la Navidad es mucho más que una fecha: es el momento de compartir, reencontrarse y celebrar la identidad cultural a través de la comida.