La palabra “canillita” nació a partir del sainete escrito por el dramaturgo uruguayo Florencio Sánchez, quien retrató en su obra a un niño humilde que recorría las calles vendiendo periódicos para ayudar a su familia. El término hacía alusión a sus piernas delgadas, conocidas popularmente como “canillas”. La expresión proviene del latín canella o canna, que significa caña, y con el tiempo fue adoptada por la sociedad rioplatense e incluso por países vecinos como Uruguay y Paraguay.

El origen del oficio se remonta a 1868, cuando el diario La República de Buenos Aires implementó un método novedoso de comercialización inspirado en los Estados Unidos: contratar a jóvenes para vender los periódicos en esquinas estratégicas de la ciudad. Este sistema reducía costos y facilitaba el acceso inmediato a las publicaciones, marcando el inicio de una tradición que pronto imitarían otros medios.

Los jóvenes vendedores se volvieron parte del paisaje urbano, voceando los titulares del día para atraer a los transeúntes. Con el paso del tiempo, surgieron los clásicos puestos de diarios y revistas, que transformaron el oficio en una ocupación más estable. Así, el término “canillita” pasó a identificar no solo a los vendedores ambulantes, sino también a quienes trabajaban en quioscos fijos, difundiendo información y cultura.

En 2007 se estableció por ley que cada 7 de noviembre los canillitas tengan un día de descanso, y dos años más tarde fueron reconocidos oficialmente como trabajadores, dejando atrás su antigua categoría de comerciantes. Actualmente, se estima que existen cerca de 5.000 puestos de diarios y revistas en el Área Metropolitana de Buenos Aires, atendidos por quienes mantienen viva esta labor tradicional.

Ante el avance de los medios digitales, el Sindicato de Vendedores de Diarios y Revistas (SIVENDIA) impulsa la incorporación de nuevos servicios en los puestos fijos, como la impresión de formularios, la entrega de paquetes o la venta de servicios urbanos. De esta forma, el espíritu del canillita —el mensajero incansable de las noticias— se adapta a los nuevos tiempos sin perder su esencia ni su vínculo con la comunidad.