El 15 de agosto se distinguió en el calendario litúrgico como el Día de la Virgen María, marcando una de las festividades más importantes de la Iglesia Católica. Esta conmemoración celebra la Asunción de María al cielo, tanto en cuerpo como en alma, un acontecimiento que, según el catecismo, simboliza la culminación de su vida terrenal y su participación anticipada en la gloria de la resurrección de su hijo.

Aunque en muchos países este día es feriado nacional, en Argentina ciertas instituciones educativas que optan por no tener clases.

La asunción de la Virgen María fue instaurada el 1 de noviembre de 1950 por el Papa Pío XII y su negación se considera impía y sacrílega.

De acuerdo a la historia, uno de los relatos más antiguos sobre la muerte y Asunción de María proviene de San Juvenal, obispo de Jerusalén, quien describió su fallecimiento en compañía de los apóstoles. Se menciona que, a petición de Santo Tomás, su tumba fue abierta días después de su muerte, solamente para encontrarla vacía, lo que abrió paso a la creencia de su Asunción.

La Asunción de la Virgen María es uno de los pocos eventos eclesiásticos en los que hay comunión, siendo considerada de supremo valor por las iglesias cristianas de oriente y occidente.

Existen indicios de que esta celebración data del siglo 7 en Roma, pero su elevación al rango de dogma de fe no se dio sino hasta 1950, cuando el Papa Pío XII lo incorporó en su encíclica titulada “Munificentissimus Deus”, donde señala que la Virgen María fue elevada en cuerpo y alma al cielo.

Otros santos que se celebran el 15 de agosto

  • San Alipio de Tagaste
  • San Estanislao de Kostka
  • Santa María del Alba
  • San Simpliciano de Milán.

Oración por la Asunción de la Virgen María

Alégrate y gózate Hija de Jerusalén

mira a tu Rey que viene a ti, humilde,

a darte tu parte en su victoria.

Eres la primera de los redimidos

porque fuiste la adelantada de la fe.

Hoy, tu Hijo, te viene a buscar, Virgen y Madre:

“Ven amada mía”,

te pondré sobre mi trono, prendado está el Rey de tu belleza.

Te quiero junto a mí para consumar mi obra salvadora,

ya tienes preparada tu “casa” donde voy a celebrar

las Bodas del Cordero:

Templo del Espíritu Santo

Arca de la nueva alianza

Horno de barro, con pan a punto de mil sabores.

Mujer vestida de sol, tu das a luz al Salvador

que empuja hacia el nuevo nacimiento

Dichosa tú que has creído, porque lo que se te ha dicho

de parte del Señor, en ti ya se ha cumplido.

María Asunta, signo de esperanza y de consuelo,

de humanidad nueva y redimida, danos de tu Hijo

ser como tú llenas del Espíritu Santo,

para ser fieles a la Palabra que nos llama a ser,

también como tú, sacramentos del Reino.

Hoy, tu sí, María, tu fiat, se encuentra con el sí de Dios

a su criatura en la realización de su alianza,

en el abrazo de un solo sí.

Amén.