El origen del sándwich se remonta al siglo XVIII, cuando el aristócrata inglés John Montagu, conde de Sándwich, decidió colocar su filete de carne entre dos rebanadas de pan para poder comer sin interrumpir sus largas partidas de cartas. Aquel gesto práctico y sencillo se transformó en una revolución gastronómica: la combinación de pan y relleno conquistó los paladares de la nobleza inglesa y, con el tiempo, del mundo entero. En 1927, el término “sándwich” ingresó al Diccionario de la Real Academia Española, consolidando su lugar en la cultura culinaria global.

Hoy, el 3 de noviembre se celebra en todo el planeta el Día Mundial del Sándwich, una jornada que invita a descubrir la enorme variedad de sabores que encierra este formato versátil. Frío o caliente, con carnes, verduras, quesos o versiones veganas, el sándwich se adapta a cada cultura y gusto. Según el chef Ricardo González Sotres, galardonado con una estrella Michelin, el secreto está en el pan: “es el protagonista y debe equilibrar la textura, humedad y sabor del relleno”.

En 2021, la prestigiosa guía gastronómica The Taste Atlas publicó su ranking de los 50 mejores sándwiches del mundo, donde el clásico choripán argentino se ubicó entre los más destacados. Este ícono nacional, infaltable en los asados y partidos de fútbol, combina chorizo a la parrilla con pan francés o baguette, acompañado por chimichurri o salsa criolla. Su sencillez y potencia de sabor lo convirtieron en un emblema de la identidad culinaria argentina.

El listado de Taste Atlas también incluyó otras delicias internacionales, como el chivito uruguayo, con carne, jamón, queso, tomate, lechuga y huevo frito; la carne horneada de Montreal, con pastrami y mostaza; la bifana portuguesa, de cerdo marinado al ajo; y el sándwich cubano, prensado a la parrilla con jamón, cerdo asado y queso suizo. Cada uno refleja una parte de la historia y cultura de su país, demostrando que el sándwich no es solo una comida rápida, sino un lenguaje universal de sabores.

Así, en el Día Mundial del Sándwich, el choripán vuelve a poner a la Argentina en el mapa gastronómico internacional. Una prueba más de que, con ingredientes simples y el toque justo de parrilla, el sabor local puede competir —y conquistar— al mundo entero.