Este viernes 26 de septiembre se conmemora en todo el mundo el Día de Prevención del Embarazo no Planificado en Adolescentes, una jornada que pone en el centro del debate la importancia de la educación sexual y el acceso a métodos anticonceptivos. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año alrededor de 17 millones de mujeres menores de 19 años atraviesan un embarazo, una cifra que refleja el impacto de la falta de información y de políticas públicas eficaces en materia de salud sexual y reproductiva.

La iniciativa tuvo su origen en Uruguay en 2003, cuando el Centro Latinoamericano Salud y Mujer (Celsam) impulsó la fecha a raíz de las preocupantes estadísticas registradas en ese país. Con el tiempo, la conmemoración se expandió a nivel internacional hasta convertirse en un día de concientización global. El objetivo es común en todos los países: reducir la tasa de embarazos adolescentes y, al mismo tiempo, disminuir los riesgos de salud y las consecuencias sociales que este fenómeno acarrea.

Las cifras aportadas por la OMS son contundentes: los problemas durante el embarazo y el parto son la segunda causa de muerte entre mujeres de 15 a 19 años, mientras que los hijos de madres adolescentes presentan mayor riesgo de mortalidad neonatal. La situación afecta con más fuerza a países de ingresos bajos y medios, donde las oportunidades educativas y laborales suelen verse limitadas por maternidades tempranas, lo que repercute en el futuro económico y social de las jóvenes y sus familias.

Frente a este panorama, la OMS y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) delinearon tres ejes de acción fundamentales: fomentar el uso de métodos anticonceptivos, disminuir los matrimonios en menores de 18 años y prevenir las relaciones sexuales forzadas. Este día, más allá de la conmemoración, invita a reflexionar y a comprometerse con políticas que garanticen derechos, oportunidades y un mejor presente para las y los adolescentes en todo el mundo.