El 4 de noviembre se celebra el Día Mundial de la UNESCO, en homenaje a la firma de su constitución por parte de 20 países, un hecho que marcó el inicio de una nueva etapa en la cooperación internacional. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura nació en 1945, en un contexto mundial devastado por la Segunda Guerra Mundial, con el propósito de reconstruir no solo edificios y economías, sino también los lazos humanos a través del conocimiento y la cultura. Desde entonces, la UNESCO ha defendido los valores universales de la igualdad, la justicia y la paz.
A lo largo de su historia, la organización desarrolló programas fundamentales para el crecimiento de las sociedades. Su labor abarca desde la alfabetización y la promoción de la educación inclusiva, hasta la protección del patrimonio cultural y natural. En 2011, la UNESCO protagonizó un hecho histórico al aceptar a Palestina como miembro pleno, gesto que generó debate internacional, pero que también reafirmó su compromiso con la autodeterminación y la dignidad de los pueblos. Hoy, cuenta con 193 países miembros y 11 asociados, bajo la dirección de Audrey Azoulay, quien renovó su mandato hasta 2025.
Entre sus mayores logros, la UNESCO protegió más de mil sitios del Patrimonio Mundial, distribuidos en 167 países, asegurando la preservación de lugares de valor incalculable para la historia de la humanidad. Su participación en la reconstrucción de Tombuctú, la restauración del Puente Viejo de Mostar y la salvaguarda del templo de Angkor son ejemplos de cómo la organización actúa frente a la destrucción causada por conflictos y desastres naturales. Asimismo, su labor en la creación de sistemas de alerta de tsunamis y en la defensa de la libertad de prensa evidencia su compromiso con la vida, la verdad y la memoria.
En el campo del conocimiento, la UNESCO impulsó iniciativas que marcaron hitos científicos y culturales, como la creación de la Convención Universal sobre Derecho de Autor (1952), el Programa sobre el Hombre y la Biosfera (1971) y la Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural (1972). Además, promovió la fundación de instituciones científicas de alcance global, como el CERN y el centro SESAME, que fomentan la cooperación entre investigadores de distintos países.
A lo largo de casi ocho décadas, la UNESCO demostró que la educación, la cultura y la ciencia son herramientas poderosas para construir la paz. Su legado trasciende las fronteras y los gobiernos, recordando que el conocimiento y la diversidad son pilares esenciales para un futuro sostenible. En el Día Mundial de la UNESCO, su mensaje sigue siendo tan vigente como en sus orígenes: solo a través del entendimiento y la cooperación entre los pueblos será posible alcanzar un mundo más humano, libre e igualitario.

