Cada 25 de octubre se celebra el Día Mundial de la Pasta, una fecha que rinde tributo a uno de los alimentos más populares del planeta. El origen de la conmemoración se remonta a 1995, cuando se llevó a cabo en Roma el primer Congreso Mundial de la Pasta, un encuentro que reunió a productores, chefs y especialistas de todo el mundo para destacar el valor cultural y gastronómico de este plato.
Desde entonces, la celebración está organizada por la Organización Internacional de la Pasta (IPO), que impulsa actividades, charlas y eventos en distintas ciudades del mundo. Barcelona, Ciudad de México, Dubái, Estambul y Nueva York son algunas de las sedes que, año tras año, se suman a esta iniciativa global que busca acercar al público la historia, la producción y la increíble diversidad de la pasta.
Aunque muchos la asocian automáticamente con Italia, el origen de la pasta sigue siendo objeto de debate. Algunos historiadores sostienen que sus raíces podrían encontrarse en Asia, inspiradas en los antiguos fideos chinos, mientras que otros creen que surgió de manera independiente en diferentes regiones del mundo.
Con el paso del tiempo, fue en Italia donde la pasta alcanzó su máxima expresión, convirtiéndose en un símbolo de identidad y en una pieza central de su gastronomía. Cada región italiana desarrolló sus propias variantes, recetas y tradiciones, dando lugar a una enorme variedad de formas, texturas y salsas que hoy conquistan paladares en todos los continentes.
Actualmente, el Día Mundial de la Pasta no solo celebra su sabor y versatilidad, sino también su capacidad para unir culturas alrededor de una mesa. Desde un simple plato de spaghetti hasta una elaborada lasaña, la pasta sigue demostrando que, más allá de su origen, su verdadero valor está en compartirla.

