Cada 12 de noviembre el mundo recuerda la importancia de prevenir la neumonía, una enfermedad que, pese a ser tratable y prevenible, continúa cobrándose millones de vidas cada año. La jornada, impulsada desde 2009 por la Coalición Mundial contra la Neumonía Infantil bajo la iniciativa Stop Pneumonia, busca generar conciencia sobre los riesgos de esta infección y la necesidad de garantizar acceso a la atención médica, especialmente en los países más vulnerables.

Conocida también como pulmonía, la enfermedad se produce por una infección aguda que inflama los pulmones debido a bacterias o virus. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), su detección temprana puede reducir hasta en un 42% la mortalidad infantil. Los principales síntomas incluyen fiebre, dificultad respiratoria, dolor en el pecho, escalofríos y pérdida de apetito. Su diagnóstico se realiza mediante estudios de imagen y su tratamiento, en la mayoría de los casos, requiere antibióticos.

Las cifras son alarmantes: cada año la neumonía provoca alrededor de 2,8 millones de muertes en el mundo, de las cuales 1,9 millones corresponden a niños menores de cinco años. Los grupos más afectados incluyen infantes, adultos mayores y personas con enfermedades crónicas como diabetes o afecciones cardiovasculares. Los datos de Naciones Unidas señalan que más del 60% de las muertes infantiles por esta causa se concentran en diez países, entre ellos India, Nigeria y Pakistán.

Ante este panorama, la OMS y Unicef impulsan el Plan de Acción Mundial para la Prevención y el Control de la Neumonía (GAPP), una estrategia destinada a promover la vacunación, mejorar el acceso a los servicios de salud y asegurar entornos libres de contaminación. Desde la Organización Panamericana de la Salud (OPS) también destacan la importancia de la higiene, la nutrición adecuada y el lavado de manos como medidas preventivas claves.

La neumonía sigue siendo un desafío sanitario global. La conmemoración del Día Mundial busca recordar que su prevención está al alcance de todos y que, con políticas públicas efectivas y atención médica oportuna, millones de vidas pueden salvarse cada año.