Las parteras cumplen un rol esencial en la atención materna y neonatal, especialmente en regiones alejadas, marginadas o en crisis humanitarias. No sólo asisten a las mujeres durante el embarazo y el parto, sino que muchas también brindan servicios de planificación familiar, salud reproductiva y detección temprana de enfermedades como el cáncer de cuello uterino y de mama.
Tal como señaló en 2019 Natalia Kanem, directora ejecutiva del UNFPA: “Las parteras, que son un puente entre las comunidades y los establecimientos de salud tradicionales, brindan servicios vitales de salud materna que son clave para reducir las muertes maternas y hacer que el parto sea más seguro en áreas remotas, marginadas y también durante crisis humanitarias. Las parteras no sólo salvan vidas, también empoderan a las mujeres y parejas para que tomen decisiones informadas y saludables.”
“Las parteras, que son un puente entre las comunidades y los establecimientos de salud tradicionales, brindan servicios vitales de salud materna que son clave para reducir las muertes maternas y hacer que el parto sea más seguro en áreas remotas, marginadas y también durante crisis humanitarias. Las parteras no sólo salvan vidas, también empoderan a las mujeres y parejas para que tomen decisiones informadas y saludables.”
La ONU declaró el 5 de mayo como el Día Internacional de la Partera en homenaje a quienes desempeñan esta labor crucial. Según cifras del Fondo de Población de las Naciones Unidas, en 2015 murieron 303.000 mujeres y 2,7 millones de recién nacidos por causas prevenibles, muchas de las cuales pudieron evitarse con atención profesional brindada por parteras capacitadas. A pesar de esta enorme responsabilidad, muchas de ellas enfrentan falta de reconocimiento, bajos salarios y condiciones laborales desiguales, debido en gran parte a los persistentes sesgos de género.
Desde 2008, el UNFPA promovió políticas y alianzas estratégicas para formar una red global de parteras competentes y con recursos, especialmente en contextos de bajos ingresos. Esta inversión no solo salva vidas, sino que es una estrategia sostenible y rentable para lograr uno de los derechos humanos más básicos: el acceso universal a servicios de salud sexual y reproductiva. Capacitar a las parteras no solo fortalece los sistemas de salud, sino que también impulsa la equidad de género y el desarrollo comunitario.
Afortunadamente, en los últimos años creció el apoyo internacional a esta profesión. Gobiernos de distintos países comenzaron a priorizar la inversión en partería, reconociendo su valor dentro de estrategias globales como la Estrategia Mundial para la Salud de la Mujer, el Niño y el Adolescente.