Este 30 de diciembre se cumplen 21 años de la tragedia de República de Cromañón, una fecha que sigue doliendo en la memoria colectiva del país. A más de dos décadas, el recuerdo de las 194 personas que perdieron la vida y de las más de 1.400 que resultaron heridas continúa movilizando a familiares y sobrevivientes, que una vez más se encontraron para homenajear a las víctimas y sostener un reclamo que no se apaga.

La noche del 30 de diciembre de 2004, lo que debía ser un festejo terminó en horror. Minutos después de iniciado el recital de Callejeros, una bengala encendió la media sombra del techo del boliche República de Cromañón. El humo tóxico se expandió con rapidez y convirtió el lugar en una trampa mortal, mientras cientos de jóvenes intentaban escapar en medio de la desesperación.

Dentro del local había más de 4.500 personas, aunque estaba habilitado para poco más de mil. Las salidas eran insuficientes, algunas estaban cerradas y los controles de seguridad habían fallado. La combinación de sobreventa, negligencia y ausencia del Estado fue determinante en una tragedia que pudo evitarse y que marcó para siempre a miles de familias.

En este nuevo aniversario, familiares, sobrevivientes y organizaciones sociales participaron de una misa, marcharon desde Plaza de Mayo y se reunieron en el Santuario de Cromañón, a metros de Plaza Miserere. Allí, los nombres y las imágenes de las víctimas volvieron a ocupar el espacio público, transformando el dolor en memoria activa.

La música y el arte, protagonistas de aquella noche trágica, también formaron parte de la jornada con homenajes e intervenciones culturales. Además, Cromañón sigue presente en libros, documentales y en la serie “Cromañón”, producciones que mantienen viva la historia y permiten que nuevas generaciones conozcan lo ocurrido.

A 21 años, el paso del tiempo no cerró las heridas. Diecisiete sobrevivientes se quitaron la vida y muchos otros continúan conviviendo con profundas secuelas físicas y emocionales. Por eso, cada 30 de diciembre, el recuerdo se convierte en un pedido firme: memoria, verdad y justicia para que una tragedia como Cromañón no vuelva a repetirse.