El 25 de noviembre es una fecha significativa en la lucha contra la violencia de género, que recuerda el brutal asesinato de las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal en 1960, en República Dominicana. Estas tres mujeres fueron asesinadas por orden del dictador Rafael Leónidas Trujillo debido a su activismo político. En 1981, el primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe propuso esta fecha como el Día Internacional contra la Violencia hacia las Mujeres, en honor a su sacrificio y en reconocimiento a la lucha por la erradicación de la violencia machista.
La violencia contra las mujeres sigue siendo una de las violaciones de derechos humanos más extendidas y persistentes en todo el mundo. Según las Naciones Unidas, se calcula que a nivel global, 736 millones de mujeres, casi una de cada tres, fueron víctimas de violencia física y/o sexual en algún momento de sus vidas.
En los últimos años, la violencia contra las mujeres se intensificó, especialmente por los efectos de la pandemia, los conflictos bélicos y el cambio climático. La ONU advierte que la solución radica en implementar respuestas sólidas que inviertan en la prevención de estos actos violentos. Sin embargo, es preocupante la escasa asignación de recursos para enfrentar este flagelo. Apenas un 5% de la ayuda gubernamental mundial está dirigida a la violencia de género, y menos del 0,2% se invierte en su prevención.
El informe “Únete” de la campaña 2023 de la ONU recalca la necesidad urgente de aumentar los recursos económicos para las organizaciones de mujeres, así como mejorar la legislación y la aplicación de la justicia. También subraya la importancia de brindar servicios adecuados a las víctimas y capacitar a los agentes de seguridad para que puedan abordar con eficacia este tipo de violencia. Sin embargo, la lucha contra la violencia de género sigue siendo un desafío mundial que requiere un compromiso real y duradero de todos los países.
Por qué debemos eliminar la violencia contra la mujer
La violencia contra las mujeres se manifiesta de diversas formas, como la violencia física, sexual y psicológica. Entre los actos más comunes se encuentran los maltratos por parte de parejas sentimentales, el acoso sexual, la trata de personas, la mutilación genital femenina y el matrimonio infantil. La Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, emitida por la Asamblea General de la ONU en 1993, define la violencia de género como cualquier acto que cause daño físico, sexual o psicológico a la mujer, así como las amenazas, coacciones o privaciones de libertad.
Los efectos de la violencia no solo son inmediatos, sino que también tienen consecuencias a largo plazo para las mujeres y niñas. Los efectos psicológicos adversos, la limitación de la salud sexual y reproductiva, y la exclusión de la educación y el empleo son algunas de las secuelas más visibles. La violencia también perpetúa las desigualdades sociales y económicas, limitando las oportunidades de las mujeres en todos los ámbitos de la vida.
El acceso a la educación es uno de los derechos más afectados por la violencia. Las niñas y mujeres que sufren violencia tienen menos posibilidades de acceder a una educación de calidad, lo que a su vez limita sus oportunidades laborales. Además, existen grupos de mujeres especialmente vulnerables, como las mujeres mayores, las migrantes, las refugiadas, las indígenas, las personas transgénero o intersexuales, y las que viven con VIH o discapacidades, quienes enfrentan formas aún más graves de violencia y discriminación.
La violencia contra las mujeres es uno de los principales obstáculos para alcanzar la igualdad de género, el desarrollo sostenible, la paz y el respeto de los derechos humanos. La promesa de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de “no dejar a nadie atrás” no se podrá cumplir sin primero erradicar la violencia contra mujeres y niñas. Por ello, el 25 de noviembre es un recordatorio de que, si bien se lograron avances, aún queda mucho por hacer para garantizar un mundo libre de violencia para todas las mujeres y niñas.