Cada año, el 17 de septiembre se convierte en una jornada especial para la comunidad educativa en la Argentina. El Día del Profesor rinde homenaje a José Manuel Estrada, intelectual, historiador, escritor, político y docente, que dejó una huella profunda en el pensamiento pedagógico y en el debate sobre las leyes educativas fundamentales del país. Estrada falleció en 1894, pero su legado sigue vivo en las aulas y en la formación de nuevas generaciones.
Nacido en Buenos Aires en 1842, Estrada dedicó su vida a múltiples campos del saber y la acción pública. Ejerció como rector del Colegio Nacional de Buenos Aires, dictó clases en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires y participó activamente en la política nacional como diputado provincial. Entre sus obras más destacadas se encuentran El catolicismo y la democracia, La política liberal bajo la tiranía de Rosas y Lecciones sobre la Historia de la República Argentina, esta última recopilación de sus clases en la Escuela Normal de Profesores.
Más allá de su rol como intelectual y político, Estrada fue ante todo un educador convencido de que la enseñanza debía ir más allá de la mera transmisión de información. Sus frases más recordadas reflejan esa visión: “Se educa cuando se fomenta la capacidad de pensar por cuenta propia, integrados a una comunidad educativa”. Palabras que hoy cobran fuerza al resaltar la importancia de formar personas críticas y comprometidas con su entorno.
En esta fecha, profesores y profesoras de todo el país son protagonistas de un homenaje que busca reconocer la vocación, el esfuerzo y el compromiso que implica la tarea de enseñar.
Como señaló Estrada, “Ser profesor es la elección de una forma de vida que se asume desde la labor diaria, las exigencias, la lucha, el agotamiento, la esperanza y la alegría de hacer lo que eligieron ser”. Un mensaje que mantiene plena vigencia y que refleja la esencia de la docencia, especialmente en un contexto en el que las universidades argentinas atraviesan tensiones por la falta de presupuesto y el veto presidencial a la ley de financiamiento universitario. En medio de esos desafíos, el legado de Estrada invita a revalorizar la educación pública como un derecho y a sostener la lucha por garantizar su continuidad y calidad.