A siete días de haber iniciado el tratamiento en México que movilizó a toda la región, Tomi empieza a mostrar cambios que llenan de esperanza a su familia y a todos los que acompañaron su sueño. “Está moviendo mucho más la mano derecha, mejoró su postura y hasta cambió la mirada”, cuentan desde el lugar, todavía sorprendidos por lo que ven día a día.

Habían salido a pasear por los cerros cuando ocurrió algo que los dejó sin palabras. En medio del recorrido, probaron con un ejercicio que hasta ahora le resultaba imposible. Y Tomi lo logró. No solo mantuvo la postura: se quedó así durante diez minutos, firme, concentrado, como si estuviera demostrando que cada día puede un poco más. La familia registró el momento en foto y video, todavía incrédula. Desde entonces repiten la práctica diariamente y los progresos se vuelven cada vez más notorios.

Pero el camino también tiene sus sobresaltos. Esta semana recibieron un informe médico con resultados del electroencefalograma: aparecieron convulsiones. “Estoy mal, es algo que te descoloca… pero trato de estar fuerte por Tomi. Nos quedan 22 días de tratamiento y seguimos confiando”, admite la mamá. Aun así, asegura que el mismo tratamiento que están realizando ayuda muchísimo a reducir convulsiones, un dato que sostiene su esperanza.

Lo que no se detiene son los progresos. Además del movimiento en la mano derecha, la familia destaca un cambio general en su postura, en su atención y en la manera en que observa su entorno. “Es maravilloso. Vinimos con mucha esperanza y una gratitud enorme por toda la gente que nos ayudó a llegar hasta acá”, repiten como un mantra que los sostiene.

A una semana, los avances son visibles y el sueño colectivo que permitió que Tomi viajara empieza a transformarse en realidad. Cada gesto nuevo, cada movimiento y cada mirada renovada se convierten en un impulso para seguir.

“Estamos felices, estamos viendo cambios. Y eso nos da la fuerza para seguir adelante.”