El grupo Vamos a Pedalear, de Timbúes, vivió una experiencia inolvidable al participar del cicloturismo nacional en Miramar de Ansenuza, un encuentro que, según ellos, “fue mucho más que un evento: fue una aventura que nos unió más que nunca”.
Cuentan que haber llegado hasta allí no fue casualidad, sino fruto de “el trabajo constante y el amor que le ponemos a cada salida”. Lo que empezó como un grupo de amigos terminó convirtiéndose en una comunidad que respira compañerismo, orgullo por lo propio y una enorme pasión por la bici. “La bici nos unió y nos abrió puertas”, expresaron en diálogo con IRÉ.
Representar a su pueblo fue uno de los momentos más emotivos. “Llevar el nombre de Timbúes en nuestras camisetas fue un orgullo enorme. Sentíamos que cada pedaleada también era de nuestra gente”, relataron. Esa identidad estuvo presente en cada tramo del recorrido, entre arena, senderos costeros y caminos rurales, bajo un calor que se sintió pero que no les borró la sonrisa. “Lo encaramos con actitud, apoyo mutuo y mucha felicidad”, recordaron.
Uno de los instantes más significativos fue la llegada a la playa: “Ver un mar de ciclistas avanzando juntos… y nosotros ahí, todos unidos. Nos emocionó un montón”. En el viaje también quedaron grabadas las charlas, las risas y esa energía contagiosa que, dicen, “hace que todo valga la pena”.
Al cruzar la meta, la emoción los invadió. “Cada kilómetro sumó y nos demostró que como grupo nos potenciamos”, aseguraron. Para ellos, el cicloturismo es exactamente eso: explorar, disfrutar y compartir. “Es pedalear al ritmo del paisaje, conectar con la naturaleza y vivir experiencias únicas”.
La voz que responde es la de Natalia, coordinadora del grupo, quien abrió la puerta a un costado menos visible: el esfuerzo silencioso detrás de cada salida. “Cada propuesta me genera mucha presión”, admitió. “Aunque trabajamos en equipo, siento que todo recae un poco sobre mí: que todos estén cómodos, que puedan participar, que podamos viajar juntos”.
Contó que llegar al evento requirió trabajo intenso: “Cocinamos, vendimos empanadas, organizamos un evento hermoso”. En esa actividad llevaron a vecinos a recorrer la región, no solo para disfrutar del paisaje sino también de su historia. “Tenemos un patrimonio hermoso y mucha gente no lo conoce”, explicó. El recorrido terminó en una estancia con catering y juegos de campo. “No solo recaudamos fondos, también mostramos lo que hacemos”.
Para Natalia, el cicloturismo es compromiso y cuidado. “Vamos organizados con herramientas, primeros auxilios, radios… Siempre comunicados, cuidando a la gente”. Y asegura que cada integrante pone el corazón: “Cada detalle tiene que estar. Cada uno deja lo mejor para que todo salga espectacular”.
Ese espíritu resume lo que es Vamos a Pedalear: Un grupo que hace del esfuerzo una celebración, del paisaje una experiencia y de Timbúes un lugar que también pedalea hacia historias que inspiran.

