El sueño del hogar propio para personas con discapacidad volvió a ponerse cuesta arriba para la familia oliverense que fundó “Nuestra señora de Itatí” en Puerto Gaboto. La sociedad se disolvió a través de una carta documento que enviaron los propietarios del predio, pero no quedó ahí sino que hace una semana les cortaron el suministro de agua. Reclaman desidia y complicidad de la comuna y la policía.

El hogar para adultos se habilitó por provincia en el área de auditoría médica y discapacidad el 16 de febrero de 2017. En mayo la familia se mudó y comenzó los trámites para que su hijo pudiera ser hospedado en la nueva institución. Una vez instalado comenzaron las tareas de adaptación y la capacitación para las empleadas.

Hasta allí todo funcionaba. Pero a mediados de diciembre recibieron una carta documento por parte de los propietarios de las cabañas adaptadas para recibir a los internos y todo comenzó a empeorar. Casi sin poder describir el por qué Norma  Contrera y su marido Miguel Arnese narraron a IRÉ la angustiante situación que viven no sólo teniéndose que mudar sino “sin el saludo de los vecinos del barrio”, sin el servicio de agua, y la “complicidad” del estado local.

Norma recordó el inicio de su relación con quien forma parte de la sociedad: “Yo trabajé 15 años en el Hospital de enfermera, cuando me fuí le cedí por carta mi puesto a Sonia D. Y así me pagó”. Al tiempo que avanzó en el inicio del proyecto: “Cuando empezamos a buscar lugares le pregunté para que me ayudara. Me propuso dos casas que no eran habitables. Después en el verano pasado alquilamos una cabaña y vinimos los tres con mi hijo y mi marido. Cuando nos íbamos me dice: ¿Qué te parece acá? Y le digo: En serio ¿querés ser mi socia? Me dice: si. Te imaginas yo volaba, no podía creer porque servía absolutamente”.

Luego, continuó: “De ahí empecé todos los trámites, ellos no me ayudaron en nada. La sociedad era 50 y 50. Íbamos a trabajar las dos, pero no venía más que diez minutos a la tarde a contarme sus cosas”.

Las cabañas se utilizaban para el hospedaje de turistas. En consecuencia el matrimonio debió adaptar los espacios para que funcione el hogar: “Todo lo que se hizo para refaccionar el lugar lo hicimos con nuestra plata. Invertimos más de 200 mil pesos. Ahora nos tenemos que ir y perdemos todo”.  Y con los ojos húmedos confió: “Si me voy, nunca más nos habilitan para un hogar”.

Sin agua

En diciembre llegó la carta con el pedido de desalojo, donde figuran tal como está establecido por el contrato de comodato a 180 días. Pero mientras buscaban un nuevo lugar sucedió lo inesperado: le cortaron el agua. “El domingo nosotros salimos a buscar casa en Monje y nos demoramos, volvimos a las 20.30 a la noche, y cuando volvimos no teníamos agua. En este tiempo nos dejaban la canilla abierta del baño y vaciaban el tanque para que no tengamos agua”, describió Norma.

Y agregó: “Hicimos una denuncia, ya habíamos hecho una constancia. El día que nos cortaron el agua fui primero a la comuna, me llevan a hablar con el encargado de agua, me dijo que se tenía que ir a Monje y no podía venir. Y de ahí hice la denuncia porque no hay derecho a que nadie te corte el agua. Ellos hicieron todo mientras nosotros no estábamos”.

Peor aún en el recorrido detectaron que las autoridades no enviaban sus reclamos: “La denuncia no llegó nunca a fiscalía, porque fuimos a consultar y no estaba ni la notificación verbal ni la denuncia. Desde fiscalía llamaron a la comisaría y les dijeron que no sabían nada”.  

Tiempo después, enfatizó: “La Presidente comunal nos dijo que no puede hacer nada porque es un problema de privados. Pero esto no es un conventilleo ni una pelea entre vecinos porque nunca discutimos. Además nosotros no somos un vecino cualquiera, esto es un hogar habilitado por provincia. No nos pueden cortar el agua”.

Indignada, Norma siguió: “Ese manoseo, ese pensar que uno tiene tan baja cultura, me hace mal, me enferma, me lastima mucho. No sé a qué se debe esta maldad. Pero hay complicidad de la comuna y de la policía. Entonces, ¿Qué es lo que debo hacer? Nosotros estamos solos peleándola.  No puedo exigir porque no puedo pagar”.

No obstante, fue dura al plantear los próximos pasos: “El lunes a primera hora voy a denunciar a la comuna por negligencia y por discriminación”.   

El conflicto

De acuerdo a las versiones que la familia pudo rescatar la sociedad se disolvió por falta de producción de dinero. Es más en éste momento hay deuda con empleados que comenzaron a capacitarse hace meses para trabajar.

“Cuando nos dicen que nos tenemos que ir, mi marido le propuso que nos alquilen. Les pareció buena idea. Vino un tasador y sacó fotos por todos lados. No venían a decirnos cuanto era, le fuimos a preguntar y dijeron $40.000. La idea de ellos es que nos vayamos ya, ahora, no quieren esperar los 180 días. A lo mejor quieren trabajar la cabaña lo que les queda. ¿Ahora hay necesidad de tanta maldad?”, cuestionó.

Además explicó el porqué de las deudas: “El único que está hoy viviendo en el hogar es mi hijo. Hay cinco chicos más que están esperando pero con estos problemas no los podemos traer. Encima Iapos me debe septiembre. Con la primera plata que me mandó iapos le pagué un mes al personal y me quedé sin nada. Ahora tengo deuda con el personal chicas que le debo dos meses y a otras un mes. Estoy debiendo 65 mil pesos. Cuando termine de pagarme diciembre Iapos es esa plata”.