La historia de Angy, la nena de 10 años de Pueblo Andino que recorría 8 kilómetros en bicicleta para entrenar en el Club Defensores de Andino, tuvo un final feliz. Días atrás, su familia atravesaba un momento muy difícil: Su papá estaba en recuperación tras un accidente, su mamá había perdido el trabajo y los patines de Angy se rompieron, poniendo en riesgo su pasión por el patinaje artístico.

Sin embargo, la respuesta solidaria de la comunidad fue inmediata. A través de una rifa organizada por su hermana, colaboraciones espontáneas y la ayuda de una persona que prefirió mantenerse en anonimato, Angy pudo volver a estar sobre ruedas.

Gracias a ustedes pudimos lograr el objetivo. Hoy Angy volvió a estar sobre ruedas. Gracias infinitas“, expresó su familia con enorme emoción, agradeciendo el acompañamiento recibido.

Aunque los patines conseguidos son usados, representan mucho más que un elemento deportivo: Son la posibilidad de que Angy siga entrenando, cumpliendo sueños y encontrando en el patinaje una fuente de motivación y alegría.

Una vez más, la solidaridad se convirtió en motor de esperanza y ejemplo de cómo la unión de vecinos puede cambiar realidades.