En medio de la tarea formal que implica redactar una Constitución, se vivió un momento cargado de simbolismo y emotividad. Hugo Rasetto, integrante de la Comisión Redactora compartió con sus pares una reflexión que unió pasado y presente a través de un gesto simple: La conservación de una lapicera.
Recordó con nostalgia a Carlos Sylvestre Begnis, a quien definió como “uno de los más grandes gobernadores que tuvo la provincia de Santa Fe” y mentor de la Constitución de 1962. Contó que sus primeros pasos en la vida política se dieron en su pueblo, Salto Grande, donde incluso fue presidente del Club Atlético Provincial. Entre anécdotas personales, reveló que aún conserva el antiguo libro de afiliaciones de la Unión Cívica Radical, donde Benis firmó en 1930.
La emoción surgió al momento de firmar la nueva Constitución: El convencional pidió permiso para que la lapicera utilizada en la firma sea preservada en el Museo de Salto Grande, junto a los objetos históricos de Begnis. “Como puente entre la convención del 62 y la convención del 25”, expresó con la voz cargada de orgullo y pertenencia.
De esta manera, un simple instrumento de escritura se transformó en símbolo de continuidad, memoria y respeto por quienes marcaron el rumbo político de Santa Fe.