La mañana fría y nublada del domingo no impidió que la fe volviera a mover a Oliveros. Desde bien temprano, la imagen peregrina de la Virgen de Itatí recorrió las instituciones del pueblo, acompañada por integrantes de Fundación ABBA, vecinos y vecinas que salieron a su paso con estampitas, lágrimas y sonrisas.
Este lunes por la mañana, la Virgen pasó por IRÉ, y en una entrevista, Gabriela Bonifacio, presidenta de la Fundación resumió con emoción: “Fue muy difícil, pero lo logramos“. “Logramos que vuelva la Virgen, y eso para mucha gente fue algo muy intenso, muy rico. Sentimos que fue una verdadera muestra de fe”, agregó.
El regreso de la Virgen coincidió con un momento muy especial para la institución: La inauguración del nuevo espacio de Fundación ABBA, un sueño que llevaba dos décadas esperando. “Nosotros no queríamos pedir ayuda al Estado, queríamos hacerlo con nuestras propias manos. Y coincidió justo con la venida de la Virgen”, contó Gabriela. “El espacio nuevo está construido donde ella había estado. Sentimos que es un lugar bendito.”
El vicepresidente comunal y miembro de ABBA, Alfredo Ibaldi, agregó: “Hemos recibido muchas cosas lindas, positivas. Fue un día espantoso, con frío y viento, pero la gente no dudó en acompañar a la Virgencita. Es algo que te llena el alma”.
Una peregrinación que moviliza
Desde la tarde del sábado, la Virgen partió desde Vialidad y avanzó por Ruta 11 hasta llegar a la parroquia local, donde se celebró la misa con la iglesia completamente colmada. “No sentimos el frío ni la lluvia, solo emoción, porque era el sueño cumplido de verla llegar a su casa”, recordó Gabriela. Y así fue: campanas, aplausos, pañuelos, oraciones. Cada paso se convirtió en un gesto de agradecimiento colectivo.
Luego de la misa, la procesión regresó a la Fundación, donde se inauguró el nuevo salón con una gran emoción. “Una persona me dijo: ‘Qué grande lo que hacen ustedes’, y me hizo llorar”, confesó Alfredo. “Porque uno a veces no toma dimensión, pero cuando alguien lo reconoce, se siente muy fuerte.
Una noche de encuentro y oración
La peregrinación continuó durante la noche, entre mates, tortas y fogón. “Pasamos la madrugada entre risas, silencios y oraciones. Hasta hicimos pollo al disco a las tres de la mañana para reponer energías”, contaron entre risas. A las 05:30 horas comenzó el Rosario de la Aurora, bajo un amanecer helado. “Rezábamos mientras el cielo se iba aclarando. Fue impresionante, de esos momentos que te marcan”, describió Gabriela.
El recorrido por las instituciones
Desde las 07:00 horas, la imagen comenzó su paso por distintas instituciones del pueblo: El Centro de Salud, el Sanco, La Colonia, la escuela primaria, el INTA, el Centro de Jubilados y la Comuna. En cada lugar, la Virgen fue recibida con emoción y respeto. “Los chicos salieron con alegría, aplaudieron, se acercaron. En el hospital psiquiátrico los pacientes estaban fascinados, muchos reconocieron a la Virgencita y rezaron con nosotros. Fue muy fuerte”, relató Bonifacio.
Fe, comunidad y salud mental
El paso de la Virgen también sirvió para reflexionar sobre el valor de la unión y la empatía. “En un momento donde la discapacidad está tan vapuleada, en Oliveros se la cuidó. Eso nos marcó todo el año”, expresó Alfredo.
Gabriela también se detuvo en algo más profundo: “A veces tenemos que pensar qué nos pasa como comunidad cuando al otro le va bien. Si le va bien a una institución del pueblo, nos va bien a todos. Eso también es salud mental.”
Mirar hacia adelante
Antes de despedirse, la comitiva aseguró que harán todo lo posible para que la Virgen vuelva a Oliveros el año que viene. “Ya se lo dijimos a ella, y vamos a seguir pidiendo, porque ha sido muy generosa con nosotros”, afirmó Gabriela.
Y entre risas y fe, cerraron con un mensaje simple pero sincero: “Estamos cansados, sí, pero muy felices. Porque cuando se trabaja desde el corazón, las cosas suceden.”