Era una guardia tranquila, una tarde soleada de domingo con limpieza en el cuartel, hasta que llegó un grito desesperado de auxilio. Así comenzó una historia que tuvo final feliz. El sargento Axel Martínez, bombero voluntario de Oliveros desde hace 11 años, fue protagonista de un momento conmovedor: Le salvó la vida a un bebé de 21 meses que llegó sin respirar al cuartel. Con el corazón abierto, siente que lo vivido como un mensaje personal, mientras espera su primer hijo varón. “Es un cúmulo de emociones que todavía estoy procesando”, confió en IRÉ.

En diálogo con IRÉ, Axel revivió el momento con humildad y emoción. “Estaba enrollando unas mangueras afuera cuando veo que viene un hombre corriendo con un bebé en brazos, gritando ‘¡ayuda, se ahoga!’”, contó. En segundos, dejó todo lo que estaba haciendo y aplicó la maniobra de Heimlich pediátrica. “Tenía la cara azul, los labios y uñas morados. Claramente no respiraba. Lo puse boca abajo, le di los golpes en la espalda como indica el protocolo, y de repente rompió en llanto”, relató.

El reloj marcaba apenas 20 o 30 segundos entre que tomó al niño y lo entregó a los profesionales del centro de salud comunal, que lo trasladaron para una revisión más profunda. En ese breve instante, su preparación y su temple marcaron la diferencia.

Uno estudia, se capacita, pero llevarlo a la práctica es otra cosa. Nunca me había pasado algo así, y siempre tenía ese miedo de no estar preparado. Pero fue un mensaje: Me tocó a mi, lo hice, y salió bien”, reflexionó Axel, visiblemente conmovido. “No deja de ser fuerte. Más aún porque estoy esperando un hijo. Mi pareja estaba en el cuartel ese día. Fue un cúmulo de emociones que todavía estoy procesando”, agregó.

Pero más allá de lo personal, Axel no dudó en poner en valor la formación constante y el trabajo en equipo. “Cualquiera de mis compañeros hubiera hecho lo mismo. Estamos preparados para esto. Pero también creo que toda la comunidad debería aprender RCP y maniobras como la de Heimlich. Son cosas que salvan vidas”, enfatizó.

“Creo que toda la comunidad debería aprender RCP y maniobras como la de Heimlich. Salvan vidas”

Desde el cuartel de Oliveros, este joven bombero integra la nueva camada que sigue apostando a la vocación, la entrega y el compromiso comunitario. “El cuartel está abierto. Hay profesionales que enseñan estas maniobras de manera gratuita. No hay excusas para no aprender”, remarcó.

Gracias a su accionar, hoy un bebé está con su familia. Y Oliveros suma un nuevo ejemplo de los héroes cotidianos que, sin capa y sin aplausos, simplemente están. Y cuando más se los necesita, saben qué hacer.

La nota completa