En medio de un clima de creciente tensión, trabajadores del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) se movilizaron frente a la sede central del organismo para protestar contra el plan del Gobierno nacional de fusionar al INTA con el INTI y la CONAE. La propuesta oficial contempla la creación de un nuevo ente denominado Instituto Nacional de Convergencia Tecnológica y Desarrollo Estratégico (INCyTDE), lo que, según denuncian los empleados, podría derivar en al menos 1.500 despidos.

El miércoles pasado, la protesta tomó un tono más confrontativo cuando un grupo de manifestantes del gremio APINTA increpó duramente al presidente del organismo, Nicolás Bronzovich, y a su vice, Beatriz “Pilu” Giraudo, quienes habrían respaldado la reestructuración impulsada por el Ejecutivo. Ambos funcionarios debieron retirarse escoltados por efectivos policiales ante los insultos y reclamos por la falta de respuestas sobre el futuro de los trabajadores.

Cabe destacar que la reestructuración fue aprobada por mayoría en una reunión del Consejo Directivo celebrada el pasado 15 de abril, con los votos afirmativos de entidades como Sociedad Rural, Confederaciones Rurales Argentinas, Coninagro y CREA. En oposición, la Federación Agraria Argentina votó en contra. Actualmente, el INTA cuenta con una planta de 6.400 empleados distribuidos en todo el país, y desde diciembre pasado ya fueron cerrados dos programas históricos: Pro-Huerta y Cambio Rural.

Estos programas, orientados al desarrollo agroecológico y la asistencia técnica a pequeños productores, formaban parte del trabajo territorial del INTA desde hace décadas. Su eliminación, sumada al posible desmantelamiento del organismo, alimenta la preocupación de trabajadores y comunidades rurales que dependen de sus servicios.