En la lucha contra el coronavirus, un equipo de profesionales de la salud comenzó a utilizar una “Unidad de Soporte Ventilatorio No Invasivo” (UsoVNI). Se trata de una alternativa que permite liberar camas de la unidad de terapia intensiva y también el uso de respiradores.
Con este método de respiración asistida, los profesionales médicos buscan ralentizar la saturación del sistema sanitario. El centro de salud público de Palermo (Hospital Fernández) lo utilizó en 20 pacientes y solo tres llegaron a terapia intensiva.
También fue probado en otros tres nosocomios (Clínica del Sol, Mater Dei y Clínica Adventista de Belgrano). De acuerdo confiaron los profesionales, se utiliza en pacientes con insuficiencia respiratoria aguda provocada por el covid-19, con falta de oxigenación en sangre y frecuencia respiratoria elevada.
A estos pacientes, se los llevaría a una cama de terapia intensiva y demandarían un respirador durante unas dos o tres semanas. Sin embargo, este método permite mermar la demanda de estas camas y respiradores, y así, evitar la saturación del sistema sanitario. Tal fue la experiencia del Fernández.
De esta manera, buscan que los pacientes permanezcan alrededor de seis días en terapia intermedia y luego regrese a una habitación común, donde se lo asiste con una mascarilla de oxígeno con reservorio. Así, la internación por coronavirus se puede reducir a unos diez días.
Los dos métodos utilizados:
El médico neumólogo a cargo del equipo del Hospital Fernández, Guillermo Montiel explicó que para que el soporte ventilatorio de un paciente resulte menos invasivo que un respirador, uno de los métodos es utilizar máquinas de alto flujo termohumificado.
Se aplica vía nasal una cánula a través de la cual el equipo le administra gran volumen de oxígeno ya tibio y húmedo, para que el paciente no tenga que hacer esfuerzo para calentar el aire. También infla los pulmones y los mantiene inflados. Si hay neumonía, que contrae el pulmón, este dispositivo contribuye a expandirlos.
El otro método es la utilización del CPAP (presión positiva continua en la vía aérea) en los pacientes que necesitan que el oxígeno ingrese con más presión. Este dispositivo triplica la capacidad de presión que la máquina de alto flujo. Suele usarse para las personas con apneas del sueño o con EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica).
Ahora también se utiliza para pacientes con coronavirus. De acuerdo explicaron los médicos, se trata de mascarás que cubren herméticamente la boca y la nariz, evitando fugas. Sino, un casco que resulta más cómodo para el paciente.
Como para estos dos métodos no es necesario dormir al paciente, como si ocurre cuando debe ser entubado para conectarlo a un respirador mecánico, los profesionales mantienen más comunicación con los pacientes durante el tratamiento.
Por otra parte los costos se reducen considerablemente ya que un respirador mecánico cuesta alrededor de 20.000 pesos y un dispositivo de alto flujo termohumidificado, alrededor de 5.000.
Los utilizados en el país fueron donados por una empresa neozelandesa, para que el hospital Ferrer, especializado en enfermedades respiratorias, investigara un tratamiento para la fibrosis quística. Luego se solicitó redireccionar la investigación para disponerlos en la lucha contra el coronavirus.
Vale destacar que los pacientes que finalmente terminan requiriendo respirador son aquellos con mayor lesión pulmonar. Las expectativas eran que de los veinte pacientes se redujera al 50% los que terminarían en terapia intensiva pero afortunadamente se redujo al 15%, aseguraron.
Por su parte, la presidenta de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI), Rosa Reina aseguró que para utilizar un sistema así, los pacientes deben permanecer internados en una habitación aislada del resto de los pacientes y con presión negativa de aire, es decir, que el aire no salga de ahí cuando se abra la puerta.
Además, el sistema de circulación de aire debería ser el de alta eficiencia, que cambia el aire del lugar cada dos horas. Los trabajadores, por su parte deberían entrar a ver al paciente con el Equipo de Protección Personal (EPP) nivel 3. Pero los nosocomios del país que presentan estas condiciones son muy pocos.
Si bien se estima que el dispositivo de alto flujo puede enfermar a trabajadores de la salud porque puede dispersar más partículas virales, dispersa lo mismo que una cánula de oxígeno común, obligando a entrar protegido a ver a los pacientes. “Pero ya se está usando y ya está salvando vidas. Y el entrenamiento para usarlo es muy simple, mientras que para saber entubar a un paciente hay que formarse durante años”, aseguró Montiel.