Con un acto cargado de vecinos, dirigentes y un clima de absoluta cercanía, Monje protagonizó este lunes 8 de diciembre el primer recambio institucional de la región. A las 19:30, frente al Centro Cívico, Susana Gobbo dejó formalmente su lugar como presidenta comunal, y Javier Riccobello asumió la conducción. La ceremonia sumó emoción, agradecimientos y una idea compartida por todos: Cuando la comunidad se une, la política recupera el sentido.
Susana Gobbo, quien continuará como vice, abrió la jornada entre aplausos, rodeada de vecinos, referentes de instituciones y presidentes comunales de todo el departamento, describió el momento como un hasta luego, más que una despedida. “Voy a seguir estando, hinchando como siempre, eso no va a faltar”, dijo en diálogo con IRÉ, emocionada por la presencia masiva de la comunidad. “Una gran alegría haber recibido tantos vecinos, tanta gente del departamento, tantos presidentes comunales. Es tan importante que nos juntemos, que trabajemos sobre lo que nos une… seguramente hay muchas más cosas que nos unen que las que nos separan”.
Sobre su rol a partir de ahora, Gobbo explicó que seguirá colaborando con la formulación de proyectos y el acompañamiento a la nueva gestión: “Mi rol va a estar muy vinculado a la presentación de proyectos y al armado. Tenemos que aprender juntos, pensar nuestro pueblo a 20 o 30 años. Pensar en los más chiquitos, que se sientan seguros, que puedan volver a la calle, que el pueblo vuelva a ser ese lugar de juego y encuentro que fue nuestra infancia. Menos pantallas, más cariño, más paseos, más pajaritos y flores”.
“Tenemos que aprender juntos, pensar nuestro pueblo a 20 o 30 años. Pensar en los más chiquitos, que se sientan seguros, que puedan volver a la calle, que el pueblo vuelva a ser ese lugar de juego y encuentro que fue nuestra infancia. Menos pantallas, más cariño, más paseos, más pajaritos y flores”
La mandataria remarcó además el valor de la confianza social como motor de lo colectivo: “Quiero agradecer la confianza. La confianza de nuestros abuelos, que no necesitaban firmar ningún papel. Con la palabra alcanzaba y se cumplía. Así nació el sentido de cooperar, de cuidarnos entre todos. Cuidémonos de no creer más en nada ni en nadie: Todo tiene sentido, y esta es la muestra cabal de que se puede”.
Gobbo también destacó el trabajo conjunto en la transición con Riccobello: “Javier está viniendo hace dos o tres meses más. Como no tenemos minoría, venimos trabajando desde que ganamos las elecciones. Invitamos a todos los chicos porque ser titular o suplente es una circunstancia: lo importante es comprender el proceso de construir una sociedad mejor”.
Con la voz quebrada, cerró con un mensaje que quedó flotando en el aire del anochecer: “Invito a que nos sigamos enamorando de nuestros lugares, de nuestra gente. Lo mejor que nos pasa en la vida es la vida misma”.
“Invito a que nos sigamos enamorando de nuestros lugares, de nuestra gente. Lo mejor que nos pasa en la vida es la vida misma”
“El propósito es uno solo, y es Monje”
El acto culminó con la asunción de Javier Riccobello, quien decidió realizar el evento dos días antes de lo habitual, con un motivo personal y otro político: “El 10 es mi cumpleaños, así que lo adelantamos al 8, y además apostamos a que sea una jornada donde la gente pudiera participar”, expresó entre risas en diálogo con IRÉ.
El flamante presidente comunal —que no proviene de la política tradicional— recibió el respaldo de numerosos exmandatarios, funcionarios provinciales y un pueblo entero que copó la calle. “Que venga tanta gente, en un momento donde la política está tan cuestionada, me llena de orgullo”, afirmó. “Cuando tenés la respuesta del pueblo es porque, a veces, uno ha hecho las cosas bien durante estos 59 años que voy a cumplir”.
“Que venga tanta gente, en un momento donde la política está tan cuestionada, me llena de orgullo”
Sobre su plan de gobierno, fue claro: “No vengo a corregir a Susana, porque ella no hizo las cosas mal. Se trata de mejorar, avanzar y continuar lo que quedó inconcluso. No retroceder”. Destacó además la amplitud del acompañamiento político, un gesto inusual pero satisfactorio: “Acá están Pedro Severini, Mario Díez, Mario Dipente… de distintos sectores. Todos me dijeron ‘para lo que precises estoy’. Y yo les contesto igual, porque la experiencia de ellos es valiosa. El propósito es uno: Monje”.
Riccobello también puso énfasis en la oportunidad histórica que se abre con el apoyo provincial: “Estamos muy bien parados. El gobierno provincial está presente: está la ministra Victoria Tejeda, está Leo Diana. Vos levantás el teléfono y te contestan. Eso hay que capitalizarlo”. Antes de despedirse, dejó un mensaje convocante: “Esto no lo hace ni Javier Riccobello ni la comisión de turno. Lo hacemos entre todos. Cuando hablo de pueblo, hablo de Monje y La Boca. Somos uno solo”.
“Esto no lo hace ni Javier Riccobello ni la comisión de turno. Lo hacemos entre todos. Cuando hablo de pueblo, hablo de Monje y La Boca. Somos uno solo”
“Como militante me emociona”
Por su parte, la ministra de Desarrollo Humano de Santa Fe, Victoria Tejeda, celebró el clima de unidad y compromiso cívico que se vivió. “Los vecinos lo están demostrando hoy, acompañando masivamente”, y siguió: “Acompañan a Susana, que termina una gestión intachable, y acompañan a Javier, que es una persona nueva en política, que se involucra y quiere mejorar su pueblo. Como militante me emociona: es recuperar la mística de que vale la pena hacer algo por el otro”.
El senador por San Jerónimo, Leo Diana, fue otra de las autoridades presentes para acompañar la transición y subrayó el valor de la continuidad democrática en gobiernos locales. “Es muy grato estar acá acompañando a Javier y a Susana”, dijo. “A Susana la acompañé desde el principio, una gestión difícil que empezó con muchas dificultades. Pero la comuna empezó a mejorar, se concretaron obras, se renovaron maquinarias”.
Sobre el inicio de la nueva etapa, destacó la figura de Riccobello: “Lo felicito porque viene de un sector no político. Que alguien del civismo quiera comprometerse con su sociedad, poner su granito de arena, es muy valorable. Le va a dar nuevas energías a una gestión que ya viene bien encarrilada”.
La noche del 8 de diciembre en Monje no fue simplemente un acto administrativo. Fue un ritual comunitario, una reafirmación de que la política local puede ser cercana, humana y orientada al bienestar colectivo. Un traspaso con abrazos, proyectos en marcha, continuidad, juventud involucrada y una idea común: cuando los pueblos se unen, avanzan.





