El puente viejo de la ruta 9 que conecta Correa con Carcarañá continúa formalmente cerrado, pero la realidad cotidiana dice otra cosa. Desde hace varios días, vecinos de la zona volvieron a utilizarlo tras correr las barreras ubicadas en los accesos, cansados de esperar el inicio de las obras prometidas. La estructura quedó comprometida hace tres meses, luego de haber quedado bajo el agua por la crecida del río.

El intendente de Carcarañá, Miguel Ángel Vázquez, explicó en De 12 a 14 (El Tres) “Desde Vialidad Nacional vinieron, hicieron todos los estudios y constataron que el puente tiene solución”.

Según relató el mandatario local, hace unas dos semanas fue contactado por el jefe del distrito Santa Fe de Vialidad, Gastón Bruno, quien le aseguró que estaban por comenzar con la limpieza del río. “Nos pidieron escombros y un lugar donde llevar las ramas, pero pasaron 15 días y no pasó nada”, cuestionó.

La clausura del puente obliga a quienes necesitan conectar ambas localidades a tomar la autopista y pagar peaje, algo que muchos consideran injusto y poco práctico. Por eso, cada vez es más habitual ver peatones, ciclistas, motos y hasta vehículos de mayor porte cruzando pese a los carteles de advertencia. El tránsito improvisado expone a todos a un riesgo evidente, especialmente ante la falta de controles.

Vázquez remarcó que la Municipalidad no tiene autoridad para impedir la circulación en una traza nacional, pero sí la responsabilidad de alertar sobre el peligro. También aseguró que Vialidad le anticipó que las obras podrían comenzar recién hacia fin de año. “La gente pasa igual porque no puede seguir esperando. Si ocurre un accidente y alguien cae al río, la responsabilidad será de Vialidad”, sentenció.