El jueves 4 de septiembre quedará marcado en la memoria de Totoras como el día en que la ciudad “se hizo noche de día” y un humo denso pintó el cielo de negro. Así lo relató María del Rosario Ocampo, integrante del cuerpo activo de Bomberos Voluntarios de Totoras (BVT), quien compartió en redes sociales un emotivo mensaje que refleja la dureza y también la pasión con la que los bomberos enfrentan cada emergencia.
“Es un monstruo grande y pisa fuerte”, escribió María del rosario, aludiendo a la magnitud del incendio que mantuvo en vilo a toda la comunidad. En su testimonio, describió la incertidumbre, el cansancio físico y mental, y también la entrega desinteresada de quienes dejan trabajos y familias para responder a la sirena que convoca a servir.
El relato destaca las marcas que quedan después de cada intervención: Manos agrietadas, rostros quemados, cuerpos agotados, pero también un “pecho inflado, un poco de humo, un poco de tranquilidad y satisfacción”.
La bombera destacó el rol del trabajo en equipo, la fe y el acompañamiento de la comunidad: “Nunca estamos solos… hay madres, padres, vecinos y amigos rezando desde el momento que la sirena ensordece a toda la ciudad”. Y recordó la importancia de la capacitación constante y, sobre todo, de la pasión como motor de la vocación.
Finalmente, Ocampo agradeció a sus compañeros, a los cuarteles vecinos y a todos los que colaboraron en el operativo. “Es lamentable los opinólogos que preguntan desde sus casas ‘¿y los bomberos dónde están?’. Estamos siempre y siempre vamos a estar en el momento justo“, expresó.
El operativo permitió evitar víctimas, aunque sí se registraron pérdidas materiales. “Nada vale más que la vida misma”, remarcó la bombera, que cerró su mensaje con un pedido a la comunidad: Que este hecho no sea solo un recuerdo pasajero, sino un llamado a valorar el accionar cotidiano de los Bomberos Voluntarios de Totoras.