Jorge Marucco murió ayer pasadas las 18 horas víctima de un problema cardíaco que enfrentaba hace tiempo. Su partida física fue inesperada. Tenía 74 años y una gestión por delante, y hasta se animaba a pensarse como parte de la próxima elección.

En un contexto atravesado por la pandemia de coronavirus, luego de haber surcado la crisis gremial tras la crisis institucional administrativa y las exposiciones que genera la gestión, en las últimas semanas el jefe comunal se mostró activo, de buen ánimo, con proyectos y definiendo sobre todo la prioridad en el parque automotor y las pequeñas obras públicas.

Marucco se llevó el mote de caudillo regional del Partido Demócrata Progresista, y fue en esencia un hombre determinante. Como tal, con sensaciones encontradas en la comunidad. Atento, y fiel a sus convicciones hasta las últimas consecuencias, enfrentó duros momentos, que hasta incluso le dieron enseñanzas en sus últimos años.

“Soy insistente con lo que pienso porque estoy convencido”, definió cuando el enunciado lo describió como “porfiado”. La risa pícara de saber que después de toda la efervescencia había que rever y pensar cómo seguir. Estricto, pero de corazón. Complejo, curtido por la experiencia y sagaz.

En Maciel el desconcierto y la angustia tomaron el protagonismo en las últimas horas. La incertidumbre envolvió las conversaciones y la pérdida de un personaje histórico local, que cumplía un rol protagónico clave, deja en sí mismo muchas preguntas por resolver.

Priorizando el valor humano y entendiendo que el fin de la política es el bien común, desde IRE que tenemos la premisa de la cercanía, superando los intereses particulares para pensar en la región como una oportunidad para vivir mejor, para evolucionar, para contemplar las emociones, para crecer, sentimos que plantear sucesores sería una falta de respeto. Desde la institucionalidad serán tres días de duelo, desde entonces habrá definiciones concretas que alcanzarán a la comunidad toda y de seguro resonarán, cuando haya lugar para el ruido.