El regreso del Club Sportivo Belgrano de Oliveros a la competencia de primera división de básquet masculino es sin dudas un hecho histórico. Después de medio siglo, el nombre del pueblo volvió a sonar en la Liga Rosarina. Sin embargo, más allá de los resultados deportivos, el verdadero motor del proyecto está en el desarrollo de las categorías formativas y en el deseo de que cada chico o chica que hoy entrena en el club tenga un camino donde crecer y soñar.

En diálogo con IRÉ, Gustavo Crispin, presidente de la subcomisión de básquet, y Tomás Torres, profesor y entrenador del equipo, coincidieron en que el proyecto deportivo es, ante todo, social. “Formar una primera división no es sólo para competir. Es para que los chicos vean que se puede, que si entrenan, si se comprometen, un día pueden estar ahí. Queremos que tengan una ilusión y un lugar al que pertenecer”, expresó Crispin.

Actualmente, el club cuenta con más de 150 chicos y chicas practicando básquet entre las ramas masculina y femenina, desde categorías iniciales hasta juveniles. La subcomisión, junto al cuerpo técnico y las familias, vienen trabajando desde hace tres años en consolidar esa base. El puntapié inicial fue una reserva formada con jugadores del pueblo, que fue creciendo con el tiempo hasta dar forma al equipo actual de primera.

“Todo lo que estamos haciendo es por los chicos. Queremos que estén en el club, que tengan un espacio sano donde formarse, no sólo como jugadores, sino como personas”, agregó Torres, quien desde hace cinco años entrena a las inferiores y hoy dirige también al plantel mayor. “Es una experiencia nueva para todos, pero nos une el mismo compromiso: Tirar para el mismo lado y dejar lo mejor en cada partido”.

“Todo lo que estamos haciendo es por los chicos. Queremos que estén en el club, que tengan un espacio sano donde formarse, no sólo como jugadores, sino como personas”

El debut en la Liga Rosarina fue emotivo. Primero como visitante frente a Funes, con una gran actuación que terminó en tiempo suplementario, y luego como local, con derrota ante Saladillo pero con un marco de público que fue una fiesta: Camiseta nueva, mascota del club presente y todas las categorías alentando desde las tribunas.

Crispin destacó que cada logro deportivo es, en realidad, un reflejo del trabajo colectivo: “Esto no se hace solo. Hay muchas familias detrás, muchos profes, mucha gente que cree en el club y que lo sostiene todos los días. Por eso este regreso no es sólo volver a una liga. Es un paso más en un camino que apuesta a la inclusión, al deporte como contención, y a la formación con valores”.

“Hay muchas familias detrás, muchos profes, mucha gente que cree en el club y que lo sostiene todos los días. Por eso este regreso no es sólo volver a una liga. Es un paso más en un camino que apuesta a la inclusión, al deporte como contención, y a la formación con valores”

El equipo de primera integra la zona D del torneo, que cuenta con más de 30 clubes divididos en dos grupos, y buscará clasificar a los playoff. Pero más allá de la tabla, el objetivo central es que Sportivo Belgrano siga creciendo desde las bases. Porque en Oliveros, el básquet volvió para quedarse. Y con él, volvió la ilusión de toda una comunidad.