Un nuevo comienzo. Eso es lo que significó para Bianca y Lorena la condena a 20 años de prisión para Enrique Pochón, el bermudense que abusó sistemáticamente de su hija durante trece años. Producto de estos aberrantes hechos, Bianca quedó embarazada a los 21 años y dio a su hija en adopción. Para que se anime a hablar, para enfrentar su realidad, el acompañamiento de su madre fue clave.

En diálogo con IRE, la madre de la víctima, Lorena Emile, contó una situación desgarradora. Es que al enterarse de que Bianca había quedado embarazada, la mujer lamentó que su hija no haya tenido la confianza de contarle sobre sus situaciones personales, ya que ella podía haberla ayudado o guiado. Pero luego se enteró de lo peor. Un día yendo al médico, comenzaron a hablar sobre el embarazo, pero la joven rompió en llanto y comenzó a pedirle perdón. La situación encendió un alarma en Lorena y decidió preguntar si Enrique, su esposo y padre de Bianca había tenido algo que ver. Sí, fue la respuesta.

Es que días atrás, Lorena había advertido un raro comportamiento en su pareja, cuando le contó que su hija cursaba un embarazo. “Yo esperaba otra reacción de él”, confió la mujer. Fue esa duda la que la llevó a hacerle esa pregunta a su hija, logrando que finalmente se anime a contar lo que había padecido durante años. “Me pidió que la ayudara. Le dije que sí, que yo le creía y que íbamos a resolverlo”, dijo. 

“Él siempre le dijo que nadie le iba a creer, que no iba a ir preso y que le iba a hacer daño a sus hermanos y a mí. Era tal la manipulación que cuando me lo contó, me pidió perdón. No tiene por qué pedirme perdón. Perdón le pido yo por no haberme dado cuenta. nunca vi en Bianca un alerta, no nos pudimos dar cuenta”, lamentó la madre.

Tal era la violencia y la impunidad con la que se manejaba el hombre que cuando Bianca tenía 14 años y quiso poner un freno a su calvario, él le puso una cuchilla en el cuello y la amenazó de muerte, logrando manipularla una vez más para que calle. “Hoy la está pagando con su libertad. Ya no puede hacerle daño”, expresó Lorena.

Y continuó: “Todo lo que pasó yo lo viví como un duelo, llena de bronca. Me iba tranquila a trabajar porque dejaba a los chicos al cuidado de su padre, pero no fue así. Me decepcionó totalmente”. En ese sentido destacó el constante apoyo de sus cinco hijos, quienes le dieron la fortaleza necesaria para salir adelante en cada situación. Es que en medio de la tragedia, la familia se unió más que nunca. Incluso decidieron hacerse un tatuaje que simboliza el cierre de esa oscura etapa y ser resilientes.

Tras años de lucha, el pasado 13 de abril condenaron al abusador, Enrique Pochón a 20 años de prisión. La sentencia significó un punto de quiebre y un cambio de página en la vida de toda la familia. “La resolución es el nuevo comienzo de nosotros, saber que escucharon y le creyeron a Bianca y que se hizo justicia, es un bálsamo para toda esta locura”, manifestó la mujer orinda de Maciel.

Pese a todo el sufrimiento, reconocieron que todo sirvió para que muchas víctimas se animaran a hablar y pese al dolor que esto significa, celebran que así sea, para que estos casos se descubran y se haga todo lo necesario para que haya justicia. “Gracias a Dios le pudimos dar un cierre a lo que pasó con Bianca, pero hay muchas personas que no pueden dar ese cierre que necesitan para empezar una nueva vida”, dijo Lorena.

Respecto a la visibilidad que tuvo el caso de Bianca, la mujer consideró: “Creo que nos ayudó mucho para que nos acompañen, para que otras personas vean que no están solas, para los que no creían lo que estaba pasando y nos juzgaron mal. Sirvió para un montón de cosas”.

Por último, destacó el rol clave de los grupos de mujeres que las acompañaron en cada instancia y la importancia de buscar la manera de darle seguridad y confianza a las víctimas para que puedan hablar: “Se puede hablar. Hay gente que te va a apoyar y encontrar una salida para que se liberen de esa pesadilla”.