La colectora Hermes Binner, que nació como una alternativa ágil para unir Ricardone con San Lorenzo, se convirtió en los últimos tiempos en una zona de conflicto vial. Aunque está habilitada exclusivamente para vehículos livianos, camiones de gran porte continúan utilizándola a diario, provocando daños en la calzada, interrupciones del tránsito y situaciones de riesgo.
El problema se repite una y otra vez: Los limitadores de altura instalados para restringir el paso pesado son esquivados por banquina, maniobra que termina en el mejor de los casos con el vehículo varado, y en el peor, con roturas en el asfalto y bloqueos totales. En varios episodios, los conductores admitieron que lo hacen para evitar el peaje o acortar distancias, exponiendo la falta de control sobre un corredor clave para el tránsito regional.
La traza, que se extiende paralela a la autopista y conecta barrios y parques industriales, soporta un flujo diario que supera su capacidad original. Cada incidente paraliza por horas el paso de autos y motos, y obliga a la intervención del municipio o la policía local para liberar la vía.
Vecinos de Ricardone y del límite con San Lorenzo aseguran que los reclamos llevan meses y piden medidas concretas: Mayor presencia de inspectores, cartelería visible, multas efectivas y una revisión integral de la señalización.
Mientras tanto, la colectora Hermes Binner, pensada como una vía de alivio, se transformó en una trampa constante para los propios transportistas y un problema diario para los vecinos.

