Ayer, un niño fue mordido por una yarará en la playa de Puerto Aragón, en un sector donde los camalotes se acumulan debido al viento y la crecida del río. La serpiente, una Bothrops alternatus, estaba oculta entre la vegetación y atacó cuando el menor se acercó sin advertir su presencia.

De acuerdo con el testimonio de su padre, el niño —Ian— fue asistido de inmediato en el Hospital Zonal de Barrancas, donde recibió los primeros cuidados. Luego, por la naturaleza del accidente ofídico, fue trasladado a un centro de salud en Santa Fe, donde se le aplicaron las dosis necesarias de suero antiofídico.

Tras la intervención médica, Ian se encuentra fuera de peligro y evoluciona en buen estado.

Autoridades y especialistas recordaron la importancia de tomar precauciones en zonas ribereñas: no manipular serpientes —ni vivas ni muertas—, utilizar calzado resistente en las extremidades inferiores y evitar mover piedras, maderas o troncos donde estos animales pueden ocultarse. También insistieron en que, ante una mordedura, es fundamental acudir de inmediato al centro de salud y evitar prácticas peligrosas como torniquetes, cortes o la ingesta de alcohol.